Help Feed 800 Venezuelan School Age Children

For Spanish Translation see below

In Venezuela, the new school year 2020-2021 is about to start after the official suspension of school activities due to the pandemic caused by COVID-19. Although the modality under which the new school year will be governed is still unknown, children benefiting from the nutritional-school program "Una Arepa Para Mi País" will continue to receive their food as they have until now.

To do so, we have had to follow the strictest health safety regulations. These standards are based on the recommendations for food distribution operations in a COVID-19 context adapted to Venezuelan communities. But for the nutrition and healthy development of children it is well worth the effort.

Given the need to continue providing food to minors who come from families with very limited resources, the program has continued with the contingency plan implemented March. The plan, implemented in collaboration with parents, have parent pick up daily meals at school and ensures that the food reaches the children's home without risk of contagion by children.

The situation in Venezuela keeps getting more challenging ovetime. Not only the pandemic has come to add to the high levels of personal safety, unemployment, food shortages and hyperinflation. But also, for several months the country suffers from an acute, unprecedented fuel shortage.

All this difficult scenario complicates the possibility of a plate on the table of every Venezuelan, especially in the most vulnerable sectors, where our program arrives. And we would like to do more, but resources are limited.

"It is not easy to see mothers make so much sacrifice to come and get a single plate of food, wait for a jeep or walk miles because there is no transportation or money to pay for the ticket." –Teacher Adelis Cabrita, director of the El Porvenir Preschool tells us-. “Sometimes we try to give them a little more because we know that they have to share the food they take with all their children. At the same time, it is very gratifying to be able to help them ”.

Fortunately, the children of this and all the preschoolers served by the program are out of the risk of malnutrition, and continue to grow and learn healthy and happy, even at home.

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En Venezuela está a punto de empezar el nuevo año escolar 2.020-2.021 luego de la suspensión oficial de actividades escolares debido a la pandemia ocasionada por el COVID-19. Aunque se desconoce la modalidad bajo el cual se regirá el nuevo año escolar, los niños beneficiarios del programa nutritivo-escolar “Una Arepa Para Mi País” seguirán recibiendo sus alimentos como hasta ahora lo han recibido.

Para hacerlo hemos tenido que seguir las más estrictas normas de seguridad sanitaria. Estas normas están basadas en las recomendaciones para operaciones de distribución de alimentos en contexto COVID-19 adaptadas a comunidades venezolanas. Pero por la alimentación y sano desarrollo de los niños bien vale la pena el esfuerzo.

Ante la necesidad de seguir brindándoles alimentos a menores que vienen de familias de muy escasos recursos, el programa ha seguido con el plan de contingencia implementado a partir de Marzo. El plan, implementado de la mano de los representantes de los niños, logra que los representantes busquen las comidas ya preparadas en los colegio y que los alimentos lleguen a los hogares de los niños sin que éstos tengan que correr ningún tipo de riesgo de contagio asistiendo al centro educativo.

Y es que la difícil realidad de Venezuela no vislumbra mejoría alguna: no sólo la pandemia ha venido a sumarse a los altos niveles de inseguridad, desempleo, escasez de alimentos e hiperinflación, sino que además desde hace ya varios meses el país (irónicamente más rico en petróleo del planeta) sufre una aguda escasez de combustible sin precedentes.

Todo este difícil escenario complica la posibilidad de un plato en la mesa de cada venezolano, especialmente en los sectores más vulnerables, donde llega nuestro programa. Y quisiéramos hacer más, pero los recursos son limitados.

            “No es fácil ver las mamás hacer tanto sacrificio para venir a buscar un solo plato de comida, esperar un jeep o caminar kilómetros porque no hay transporte o dinero para pagar el pasaje.” –Nos comenta la profesora Adelis Cabrita, directora del Preescolar El Porvenir.– “A veces tratamos de darle un poco más porque sabemos que les toca compartir la comida que se llevan con todos sus hijitos, es muy difícil ver y sufrir todo esto pero a la vez es muy gratificante poder ayudarles”.

Afortunadamente los niños de este y todos los preescolares que atiende el programa se encuentran fuera de los riesgos de la desnutrición, y siguen creciendo y aprendiendo sanos y felices, aún en sus hogares.